Las hermandades de Sevilla cuando realizan sus cultos principales suelen instalar altares de carácter efímero y monumental en el lugar principal de los templos, por lo que en la mayoría de los casos el retablo mayor queda oculto, otras veces son los cambios de lugar de las imágenes titulares de sus altares habituales como consecuencia de la celebración de los triduos, quinarios o novenas. Generalmente en estos altares temporales suelen estar todas las imágenes titulares de la hermandad, pero en otras ocasiones no y es en ese momento cuando se producen visiones de los altares a las que no estamos acostumbrados, como sucedió en el presente año con la hermandad de Pasión que dejó a la Virgen de la Merced presidiendo el retablo del Señor. Lo mismo ocurre con la hermandad de la Amargura que cuando celebra el quinario al Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes sitúa a la Virgen de la Amargura en un retablo de la capilla sacramental. A este respecto en estas fechas se ha producido un cambio de ubicación de altar, la Virgen de Loreto de la hermandad de San Isidoro ha sido trasladada desde su altar habitual en la capilla de la propia hermandad, hasta el retablo de la capilla sacramental donde se ubica la imagen de la Virgen de las Nieves, que al estar ausente por motivos de restauración, para no dejar un notorio vacío en el retablo han decidido situar allí a la dolorosa del viernes santo. En la hermandad de la Sagrada Cena también sucede el cambio de las imágenes cuando hay cultos, el misterio de la Sagrada cena preside habitualmente el altar mayor de la iglesia de los Terceros, pero cuando son los cultos de la dolorosa y del Señor de la Humildad y Paciencia, todo el apostolado junto con el Señor pasan a la capilla sacramental del templo.