La Hermandad de Labradores, conocida popularmente por el “Paso Azul” de la ciudad murciana de Lorca tiene su sede en el antiguo convento de San Francisco.
Después del
terremoto que sufrió la localidad en el año 2011, el edificio del convento tuvo
graves daños estructurales que estuvieron cerca de provocar su derrumbe, pero
la providencia quiso que se pudieran restaurar y rehabilitar todo el edificio
conventual y permitir abrir en él un nuevo y remozado MASS, el Museo Azul de la
Semana Santa con los bordados del Paso Azul realizados a mano por el propio
taller de la hermandad que radica en el piso alto y forma parte de la visita.
Estos bordados son ejecutados con hilos de sedas y oro, la mayoría de las
piezas constituyen las diferentes indumentarias de los personajes del Antiguo y
Nuevo Testamento que desfilan en los cortejos procesionales de dicha hermandad.
Los bordados
están fechados desde finales del siglo XIX hasta nuestros días siendo los más
destacados los que se encuentran
declarados BIC, Bienes de Interés Cultural como
el manto y los Estandartes de la Virgen de los Dolores, conocidos con
los apelativos del “Guion”, “del Reflejo”, “Ángel Velado” además del de San
Juan y María Magdalena.
En la visita
al museo se incluye también el templo de San Francisco donde se puede
contemplar a los titulares de la corporación: La Virgen de los Dolores, obra del escultor
José Capuz en 1942 y el Santísimo Cristo Yacente obra de José Planes en 1945.
Entre las
piezas destacadas figuran el nuevo trono de la Virgen realizado en Sevilla por Juan
Borrero en su taller de Orfebrería Triana en el año 2007, la diadema de la
coronación canónica y puñal realizados en 1997 por Fernando Marmolejo Camargo así como el antiguo paso de la virgen obra del
mismo autor en 1981 y el misterio de la Coronación de Espinas obra de José
Antonio Navarro Arteaga en el año 2001 que antes de llegar a la localidad fue
presentado en la iglesia de Santa Ana de Triana.
Sin duda
merece la pena acercarse hasta Lorca para admirar la destreza y la perfección
de las bordadoras en este singular arte del bordado en seda donde han llegado a
alcanzar cotas de destreza absoluta difícilmente de superar y que constituyen
un valor patrimonial añadido a su Semana Santa que está declarada de Interés
Turístico Internacional.