Una de las pocas cosas destacadas de la pasada semana santa ha sido el contemplar la imagen de María Santísima del Dulce Nombre en su paso ataviada exactamente igual que hace cien años. En 1924 Antonio Castillo Lastrucci entregó terminada esta bella imagen que representa la mejor versión de “la virgen castiza” según palabras del propio escultor. En las fotos de la bendición de la virgen aparece con la diadema que hiciera el orfebre Eduardo Seco Imberg en 1920 y esa misma representación es lo que ha recreado en el presente año la priostía de la hermandad y su vestidor José Antonio Grande de León. Este hecho no ha pasado desapercibido para la Fundación Machado que le ha concedido a la hermandad en la presente edición de 2024 el premio Demófilo a una obra efímera.