Desde que abrió definitivamente al culto la Catedral madrileña de la Almudena preside el presbiterio la imagen de un crucificado que a simple vista nos recuerda a Sevilla. Se trata del Crucificado de la Buena Muerte realizado por el escultor Juan de Mesa en 1621 para la iglesia del Colegio Imperial de Madrid, en ese lugar estuvo hasta 1936 donde un incendio destruyó el edificio y milagrosamente se pudo salvar la imagen que sufrió daños en sus piernas, quemadas desde las rodillas hasta los pies y posteriormente reconstruidas. El crucificado después ha estado en la Real Colegiata de San Isidro junto a la capilla donde se sitúa Nª Padre Jesús del Gran Poder.
En el contrato de ejecución fechado en 16 de marzo de 1621 se estipula que debería de parecerse al de la Casa Profesa de los Jesuitas de Sevilla, es decir al actual Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiantes de Sevilla.