jueves, 28 de noviembre de 2013

Entrevista sobre la Sombra de Bécquer.

LA SOMBRA DE BÉCQUER

Sevilla, 2003. Durante una madrugada del mes de octubre, Charo y Belén, dos trabajadoras de la limpieza, asisten aterradas a unos episodios sobrenaturales mientras ejercen su labor en la facultad de Bellas Artes.
Once años más tarde, Dalia, una quinceañera en plena eclosión sentimental, sufre un extraño desvanecimiento frente a la tumba de Bécquer. Con objeto de desentrañar el enigma comienza a indagar en la biografía del escritor, descubriendo un diario inconcluso de 1852 donde se relata el primer amor del joven Gustavo Adolfo que, inexplicablemente, conecta de un modo asombroso con su propia historia.
¿Será Dalia capaz de averiguar qué secretos se ocultan tras la sombra de Bécquer?
Con un relato ágil y apasionante inspirado en hechos reales, Antonio Puente Mayor (Sevilla, 1978) nos invita a viajar a la Sevilla del XIX, escenario de ensoñaciones románticas, donde el autor de las Rimas comienza a forjar su destino. Una ciudad cuya moderna geografía aún ofrece, más de siglo y medio después, el pálpito del misterio y la pasión por la leyenda a jóvenes de todas las edades. 



BLOGMORADO entrevista a Antonio Puente Mayor, autor de la novela del Centenario Bécquer en Sevilla (1913-2013), LA SOMBRA DE BÉCQUER

1. Después del éxito de Nazarenos de caramelo y de Cofrades de leyenda, dos trabajos sobre la Semana Santa de Sevilla, y de una guía de rutas por España como La senda manuscrita ¿qué te hace pasarte a la novela?

Pues existen varias razones. La primera de ellas (no la voy a negar) es el poder experimentar con el único género literario que me faltaba. Desde muy jovencito me atreví con la poesía, luego con el teatro (que he tenido la suerte de escribir, dirigir y representar), el relato corto, el ensayo adulto e incluso el cuento infantil ¿qué me quedaba entonces?, pues meterme de lleno en una ficción de verdad, de las que enganchan a la gente, y el mejor vehículo para lograrlo es a través de la novela. Algo que me ha permitido disfrutar enormemente y a la vez me ha supuesto un esfuerzo grandísimo. Otra razón primordial es el hecho de conectar con un público más amplio y de más edades. El ensayo divulgativo, que es algo que me apasiona, tiene muchas ventajas, pero no podemos negar que la mayor parte de los lectores consumen novelas, y con La sombra de Bécquer he tenido la posibilidad de aunar las dos cosas, pues se trata de narrativa de ficción salpicada de muchos datos históricos, más de lo que la gente imagina.

2. ¿Por qué has elegido a Bécquer para tu primera novela?

Viviendo en Sevilla y siendo un gran admirador de su obra desde que lo descubrí en el colegio ¿se puede elegir a un protagonista mejor? La pregunta más bien debería ser ¿por qué Bécquer no ha protagonizado antes una novela? Pienso que nuestro poeta es un personaje que posee todos los ingredientes para la mejor de las historias. Se trata de alguien apasionado y con suficiente atractivo para convertirse en héroe. En mi caso, al celebrarse el centenario del traslado de sus restos a Sevilla, yo he optado por el Bécquer de los dieciséis años, quizás el más desconocido. La razón es muy sencilla: rastreando en busca de información para el libro me topé con un documento muy interesante publicado por Santiago Montoto en la revista Blanco y Negro en 1929. Se trataba de un diario adolescente de Gustavo Adolfo fechado en 1852 en el que nos relataba sus vivencias y primeros desvelos amorosos en apenas dos páginas. Y precisamente de ese diario inconcluso, al que yo he tratado de poner punto final, parte la mitad de la historia de ficción. La otra mitad tiene que ver con los sucesos sobrenaturales de la facultad de Bellas Artes, un tema muy interesante que surge en 2003 y que he utilizado para enganchar al lector desde la primera página.


3. Explícanos entonces qué relación existe entre Bécquer y las Bellas Artes.

En vida del escritor hubo mucha relación. Tanta que él mismo estudió en lo que hoy es el Museo de Bellas Artes (el que fuera Convento de la Merced y más tarde Museo de Pinturas). De hecho su padre y su tío fueron grandes pintores, su hermano Valeriano seguiría sus pasos y él mismo dibujaba (y no lo hacía nada mal) pero pronto descubrió que se le daban mejor las letras. Después de fallecer la relación directa es a través de la inhumación de sus restos en Madrid. Gustavo muere en un piso de la calle Claudio Coello y es enterrado en la Iglesia Sacramental de San Lorenzo, pero en 1913 se lo traen a Sevilla gracias a la insistencia de personalidades de la época como José Gestoso o los hermanos Álvarez Quintero, y el lugar elegido es la cripta de la Anunciación, antaño perteneciente a la Compañía de Jesús y más tarde propiedad de la Universidad de Sevilla. Como muchos saben, desde los años setenta la sede del rectorado pasa a la antigua Fábrica de Tabacos y el edificio de Laraña se convierte en facultad de Bellas Artes. Curiosamente, y por azares del destino, Bécquer nace entre pinceles y al final es enterrado junto a ellos.

4. Bécquer sólo vivió en Sevilla hasta los dieciocho años pero, al parecer, no la olvidó nunca. ¿Qué nos puedes contar de ello?

La mayoría de las personas que cambian de lugar de residencia a lo largo de su vida siempre coinciden en que la ciudad natal les marca para siempre. A Gustavo Adolfo le pasó lo mismo. La crítica coincide en que toda su producción literaria está influenciada por la etapa sevillana. Incluso se ha dicho que el ritmo de las Rimas es heredero del compás de la seguidilla y las sevillanas. Y no es casualidad, ya que a Bécquer le encantaba el flamenco. Al nacer tan cerca de la Alameda estaba condicionado para ello, pues en su época era zona de cafés donde se reunían la mayor parte de los cantadores y tocadores, cómo entonces se les llamaba. Pero también le gustaba la Semana Santa, algo que refiere en publicaciones madrileñas como Museo Universal. Un dato interesante que nos ha legado respecto a esta fiesta es que por aquel entonces los nazarenos ya repartían dulces o caramelos, ¡en pleno siglo XIX! Asimismo tuvo que asistir a la primera convocatoria del Santo Entierro Magno, la de 1850, pues su tío Joaquín Domínguez Bécquer era pintor de cámara de los sobrinos de la reina Isabel II y llegó a tratar a los duques de Montpensier, los verdaderos impulsores de esa procesión. Y la Feria de Abril tampoco se la perdía. Por él sabemos que en sus inicios estaba muy afrancesada, llegando a comerse trufas en las casetas junto a la manzanilla…

5. ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en tu libro?

Como novela que es tiene una parte importante de ficción, sobre todo relativa a los personajes de la trama actual (la del siglo XXI). Pero la parte histórica, la que se desarrolla en el siglo XIX, puedo asegurar que es real casi al cien por cien. Y lo es tanto que me he llegado a obsesionar, pues para mí, como lector, la verosimilitud en las novelas de época es algo fundamental. Cada rincón, cada calle y cada plaza existieron del modo en que lo narro. No en vano he trabajado con dos planos antiguos de Sevilla que han sido fundamentales en la investigación. Uno de 1800, el de Francisco Coelho, que me ha permitido averiguar cómo era la ciudad antes del derribo de las murallas, y por otro lado el de Benavides, de 1860, el más cercano a la etapa sevillana de Bécquer (este marcha a Madrid en 1854). Trabajar con ellos es como viajar en el tiempo, una experiencia apasionante. Luego he consultado libros de todo tipo, desde tratados de moda isabelina para vestir a los personajes con exactitud, hasta grabados románticos para describir el paisaje, pasando por el precioso estudio de Félix González de León sobre las calles de Sevilla. Gracias a esto veremos a Bécquer pasear por la plaza del Caño Quebrado, perderse por los Humeros, curiosear por la calle de las Boticas o asistir a la inauguración del Puente de Isabel II (para Gustavo el puente de hierro). Y lo mejor de todo es que he logrado que esa investigación, que en un libro de historia sería algo tedioso y aburrido, fluya en la novela de manera ágil, contribuyendo a crear la atmósfera sin detener su ritmo.



6. ¿Qué pasó exactamente en el Panteón de Sevillanos Ilustres que ha dado para una novela?

Buena pregunta. Para empezar tengo que decir que cuando una figura tan importante como un decano (en este caso de la facultad de Bellas Artes) autoriza una investigación in situ es porque el asunto es serio. No todos los días las instituciones públicas dan carta blanca para la búsqueda de fantasmas. Pero el caso de Bellas Artes fue bastante sonado, tanto que hasta Iker Jiménez se interesó por él, y quedan pocas personas en Sevilla que no han oído hablar alguna vez de esos episodios. Pero mucha de esa gente seguramente también escuchó rumores sobre el restaurante Viandas, que estaba enfrente, o el antiguo Teatro Álvarez Quintero (hoy Fundación Cajasol), tanto que a esa zona se le dio en llamar la milla de oro del misterio por parte de los especialistas. Yo tengo la suerte de contar entre mis amigos con la persona qué más sabe del tema y que, precisamente, fue el encargado de dirigir aquella investigación en el año 2003. Se trata de José Manuel García Bautista, un escritor y comunicador incansable que, como no podía ser menos, menciono en la novela. Siguiendo el curso de su trabajo, ampliamente divulgado en medios digitales y prensa escrita, he intentado reconstruir parte de los hechos más espeluznantes, especialmente los que tuvieron como protagonistas al personal de limpieza y vigilancia. Qué provocó aquello no lo sabemos (y tal vez no lo sepamos nunca), pero lo que está claro es que no fue producto de la imaginación de alguien, pues varias personas presenciaron cosas inexplicables, desde bruscas bajadas de temperatura a ruidos extraños, negándose a partir de entonces a trabajar de noche en el edificio. El que lea mi libro no obtendrá una respuesta clara, sino más bien una hipótesis que, a su vez, le llevará a otra. Por tanto será el lector quien deba decidir qué creer.

7. Por tanto, si unimos a Bécquer con el asunto del panteón ¿tendríamos que hablar de una novela de terror?

Nada de eso, pues a esa parte le dedico un porcentaje pequeño del libro, lo suficientemente representativo para que atrape al lector. Es decir, que nadie busque un relato de Stephen King, repleto de sustos y con mucha sangre. En absoluto. Más bien he tratado de recrear los ambientes que tanto fascinaron a Bécquer en su época, en los que el misterio y el suspense contribuyeron decisivamente para crear sus maravillosas Leyendas. Algo a su vez muy romántico, ya que nuestro escritor bebía de las fuentes de otros grandes como Lord Byron. Tanto que algunos lo han calificado como un Edgar Allan Poe o un Lovecraft a la española, pues sus invenciones tienen muchos puntos en común con estos. Pero también hay mucho del Bécquer alegre y soñador, no siempre tan sombrío como lo ha vendido la historia, y por supuesto del Bécquer enamoradizo, capaz de entregar su vida por una mujer ya en su adolescencia. En esa faceta es donde lo conecto con la trama actual, pues sus experiencias amorosas son tan cercanas a las de hoy día que cualquier chaval de quince o dieciséis años se sorprendería.

8. Entonces, para entender bien el mensaje ¿hay que ser joven?

No necesariamente. Más bien hay que buscar ese espíritu juvenil que todos llevamos dentro. El otro día mi abuela (que tiene casi noventa años y se está leyendo el libro), decía que gracias a mi novela se estaba sintiendo joven y, al mismo tiempo, le estaba sirviendo para conocer a la gente de esta edad, pues el lenguaje actual dista mucho del que se empleaba en su época. Y al mismo tiempo un chaval de dieciocho años me felicitaba por whatsapp por la facilidad con que le estaba enganchando mi libro, pues aunque era evidente su estilo «literario» estaba hecho de un modo bastante cercano. Ambos son ejemplos de cómo la novela puede tener diferentes lecturas dependiendo de quien la coja. Por otro lado al retratar en el pasado a un Bécquer casi adolescente con amigos de su misma edad, el plano del presente debía incorporar a la fuerza a personajes de esas características. Si el poeta se enamora de una quinceañera de la calle Santa Clara en 1852, nuestra protagonista actual debe colarse por un chico de su instituto de Nervión en similares circunstancias. Sólo así podrá entender a Gustavo y conectar con su historia. Por esa razón en todo momento no dudé en calificar mi obra como apta para jóvenes lectores de todas las edades.

Muchas gracias y toda la suerte del mundo.

Gracias a vosotros por darme la oportunidad de difundir mi trabajo. Para aquellas personas que deseen saber más sobre el libro y ver el Book Trailer, les aconsejo que visiten la web de la editorial, www.edicionesestampamultiple.com Un saludo a todos.

Cristo de la Providencia‏.


Lo que hoy conocemos como Escuela de Cristo de la Natividad de Nº Señor, es una institución religiosa sevillana de finales del siglo XVIII. Es la única que existe actualmente, llegó a haber en la ciudad dos más. Tiene su sede en su capilla propia en el Barrio de Santa Cruz, junto a la parroquia del mismo nombre. La imagen principal que preside el retablo de la capilla es la imagen de un crucificado, obra de Juan de Astorga en 1818, al ser ésta una talla bastante desconocida y aprovechando que este fin de semana ha estado en besapiés, les mostramos dicho crucificado ya que es digno de ser conocido y venerado.










miércoles, 27 de noviembre de 2013

Procesión extraordinaria de Nª Sª del Rosario en Puebla del Río.



Con motivo de clausurarse el  “Año de la Fe” la población sevillana de Puebla del Río fue testigo de una procesión extraordinaria donde la imagen letífica de Nª Sª del Rosario fue la protagonista. Desde la iglesia del Corpus Christi fue trasladada en procesión hasta la parroquia de Nª Sª de la Granada en el paso de Nª Sª de los Dolores con el acompañamiento musical de la Banda municipal de la localidad.