Desgraciadamente la climatología nos volvió a jugar una mala pasada y el Vía Crucis del Año de la Fe no pudo celebrarse tal y como estaba organizado. De todos los pasos designados solamente uno fue movido por sus costaleros en dirección a las puertas del templo. El paso de Nº Padre Jesús Cautivo salió a la calle, atravesó el dintel de la puerta de la iglesia de Santa Marina para saludar a sus vecinos del barrio del extrarradio que se habían desplazado en masa para ver a su cristo por el centro de la ciudad y de camino hacer pública manifestación de fe. El paso llegó hasta la puerta acompañado por los sones musicales de la coral, cuando el capataz llamó al paso antes de traspasar la puerta, pronunció “vamos a enseñar a Sevilla lo que se han perdido de poder ver, a esta eh” y una ovación atronadora llenó la plaza abarrotada de gente sencilla de un barrio humilde que en ese momento de impotencia rompieron a llorar como niños por no poder mostrar a la ciudad la fe que los mueve.