La Hermandad de los Javieres instaló en su sede canónica la iglesia parroquial de Omnium Santorum durante los días de la semana santa dos altares con motivo de la no salida procesional del martes santo. Ambos altares eran similares lo que cambió fue su ubicación, pues en los primeros días se encontraba dentro de la capilla donde reciben culto las imágenes habitualmente y en la mañana del martes santo pasó a ubicarse en el presbiterio del templo. Lo más novedoso fue la colocación de las manos de la virgen y San Juan, creando una nueva forma de representación del diálogo entre ambas figuras.