El genial escultor Mariano Benlliure dejó en la ciudad de Málaga dos tallas que pueden catalogarse como referentes de la imaginería española del siglo XX, como son el Nazareno del Paso y el Crucificado de la Expiración, e igualmente inmortalizó en bronce al primer abonado de las procesiones malacitanas: la estatua en bronce del Marqués de Larios, que todo los años ve transitar por su calle a un centenar de tronos camino de la plaza de la Constitución.
El Cristo de la Expiración cumple en este 2015 los 3/4 de siglo, y la señera corporación que lo acoge ha celebrado un conjunto de cultos y actos que culminó el pasado sábado con una procesión extraordinaria. El listón que se le supone a la hermandad de San Pedro es altísimo, de ahí que la impresión que dejó la salida tiene sabor agridulce. Me explico.
Para los que no sean de Málaga, Expiración es Expiración con mayúsculas, es el momento álgido de la Semana Santa, del Miércoles Santo, con un saber hacer, un saber estar y un patrimonio humano y artístico superlativo. Los tronos de esta corporación son referente a nivel nacional, tanto el del Señor, de los talleres del Padre Granda, como el de la Virgen, cincelado por Seco Velasco.
Expiración es sobriedad, tambores roncos, ya que Cristo está a punto de morir en el madero, de ahí que chirríe en cierta medida repetir estas sensaciones en plena Pascua de Resurrección, cuando días antes la yedra ha ascendido por la Cruz del Señor de la Vera+Cruz de Alhaurín de la Torre. Quedó claro que las sensaciones de un Cristo expirante hubiesen sido más propias en una extraordinario otoñal que en pleno mes de mayo.
Si a ello le unimos la poca repercusión a nivel local y andaluz del evento (el cartel fue presentado muy tarde), lo tardío de la salida de la procesión (más de las 9 de la noche, con encierro pasada la 1 y media de la mañana), y un recorrido por un entorno novedoso en gran medida, dio como resultado que no hubiese la cantidad de público que podría haberse esperado. Por su parte, el número de hermanos que participaron tampoco fue notable, con menos hermanos con cirios de lo esperado.
Fue curioso e histórico ver al Señor avanzar por calle Cuarteles o los Callejones del Perchel, que de callejones ya sólo le quedan el nombre, pero hubo huecos en demasía y cara de sorpresa de muchos al encontrarse un trono a mediados de mayo. Algunos hasta esperaban el trono de la Virgen, en el típico comentario surrealista. Poquísimos balcones engalanados y para colmo un parón inmisericorde, nunca mejor dicho, en calle Ancha, donde tuvo lugar un acto de recuerdo con los nexos con la parroquia del Carmen durante la postguerra. Se echó en falta la megafonía (aunque era bastante tarde) para seguir las palabras, seguramente emotivas.
Por tanto, inicio de las extraordinarias malagueñas de este 2015, con sabor agridulce, más cuando se trata de una corporación con letras mayúsculas que podría haber dado mucho más de sí. Y sobre todo, se echó en falta el barrio del Perchel, un barrio que sólo existe en la calle Ancha, ya que Expiración es una cofradía que se quedó sin barrio y padece el espanto estético del Corte Inglés, Hacienda o Correos.
Recordar que el recorrido de la extraordinaria sigue las directrices del Obispado de procesionar por el barrio y no bajar al centro, y asimismo referir la peculiar estética del Cristo sin potencias y con cruz sobria sin remates.
Fuente y Fotos: José Manuel Leiva.